En ocasiones creemos que al sentirnos bien en ciertas, o solo algunas áreas de nuestra experiencia, nuestra vida será maravillosa y nos experimentaremos en completud.

Llega la creencia que para llenar aquellas áreas «vacías» requerimos buscar afuera, y comenzamos esa búsqueda incansable del hombre o la mujer «perfecta» o el trabajo «perfecto» o comprar esto o aquello que nos haga felices. Y así vamos cediendo nuestro poder y nuestra energía y buscando amor por todos lados. Pero, ¿qué sucede cuando llega todo eso que «te rescataría» y «el vacío» sigue?.

Justo así sucedió en mi experiencia. Hasta que un día me di cuenta que todo eso que creía llegaría a hacerme feliz y hacerme sentir el amor más grande y profundo comenzó a llegar, y yo me sentía igual de vacía y triste. Y me consolaba enfocándome en lo que faltaba por llegar, creyendo que ahí estaba el: «y vivieron felices para siempre».

En realidad nadie llegará a rescatarte o llenar tus vacíos, la única persona que puede darte ese amor que esperas eres tu. Ese amor está en ti y sabes ¿por qué?, porque ese amor eres tu. Ese amor infinito e incondicional es tu esencia, tu verdadero yo, y solo vienes a recordarlo para reconocerte a través de el, y una vez que lo reconoces en ti, lo puedes compartir tal cual es… tal cual eres en verdad.

Y ¿sabes?, todas esas ocasiones en que no te has elegido desde el amor, han sido perfectas para que hoy puedas reconocer que a veces, requerimos ser quien no somos para reconocer quien somos en verdad.